(Video: Coracoramusictv / Musica: Miguel Mansilla)
Regresé después de catorce años, con el pulso acelerado y el deseo de volver a ver las calles del pueblo en el que pasé mis mejores años y a la gente con la que compartí las historias más extraordinarias. No tenía certeza de quienes llegarían, pero deseaba con todo el corazón que fueran muchos, decenas, cientos de amigos, no importaba si antes hubieran sido solo conocidos o incluso enemigos, después de tanto tiempo, todos los reencuentros serian inolvidables.
Fue muy grato descubrir como el tiempo
prácticamente se había detenido, las calles idénticas, las veredas con los
mismos agujeros que dejé de niño, las paredes y sus pintas de hace décadas, las
huellas imperecederas de la lluvia y de la gente, que poco a poco pude ir
reconociendo, algunos llevando a cuestas el peso de los años y de quien sabe
que dolencias, pero la mayoría, en estados admirables de conservación. En la
sierra se vive más y mejor, sin duda.
Los amigos, los conocidos y los no tan
conocidos, fueron llegando con el transcurrir de los días. El entusiasmo no
distinguía generaciones o estatus sociales, ahora, todo estaba circunscrito a
un par de botellas de cerveza que terminaban siendo el elixir necesario para
elevar el espíritu y entregarse por completo a la efervescencia de la fiesta de
agosto.
Los días de fiesta se dividen siempre
en tres momentos: las mañanas son para dormir, las tardes para beber sin apuro
ni compromiso y las noches para ir a bailar y por supuesto, seguir bebiendo,
los demás eventos deben ajustarse a ese cuadro, salvo en el caso de los
actos tradicionales que tienen días y horas fijas, y que por cierto, habían
cambiado la visión abstracta que me dejaban de niño, ahora por primera vez,
pude sorprenderme con la belleza de los trajes típicos, entender el romanticismo
celestial entre bandas de músicos y dianas, ahora un caballo o un llamero
brillaban con una luz muy particular, la de la vocación al terruño, entonces, entendí
por fin el sentido de los siete días de homenajes y celebraciones y por
supuesto me sentí completamente identificado con la fiesta que ahora también y
por primera vez, era mi fiesta. Disfruté cada suceso como si nunca antes lo
hubiera vivido, e incluso el día cinco – día central – perdí para siempre los
argumentos de mis principios dogmáticos, cuando tuve ante mí el anda de la
virgen de Las nieves y no pude contener las lágrimas. Hasta ese día, pregonaba
un agnosticismo a prueba de balas. Dicen que la mamacha de las Nieves todo lo
puede. Dicen bien. Con milagros como
ese, empiezo a creer que la altísima está al margen de los parámetros de la
poca o mucha fe. Realmente, nada tiene que ver Dios en esto. Se puede dejar de
creer en el universo, pero jamás en la Virgen de las Nieves, o se corre el
riesgo de ser invadido sin motivo aparente, por un mar de lágrimas, en medio de
una procesión, en la plaza de armas, de
un pueblo de la sierra, de Ayacucho, de Perú, un día cinco, del mes de agosto, de cualquier
año, a eso de las cinco y media de la tarde.
El resto de la fiesta continuó dentro
de los márgenes de lo previsto, las noches y los días quedaron integrados por
un hilo invisible llamado jolgorio, de tal manera que en determinado momento
perdieron relevancia el tiempo y el espacio, un pueblo entero llegaba a la
temporada más esperada del año, la época en que se tiene licencia para dormir
en las calles, comer en la primera casa que tenga las puertas abiertas y beber
a horas impensadas.
Regresé después de catorce años, arrastrando un recuerdo
muy vago de una época etérea, me tomé permiso para vivir sin límites la
futilidad, pero también para descubrir el idilio subrepticio con mi tierra, esa
tierra que no me vio nacer pero que me adopto como un hijo más, esa tierra
hermosa que me cuidó y que me permitió copiar de su majestuosidad, la
inspiración para darle forma a mis musas, y para enamorarme por primera vez. Agosto no solo son diez días de
fiesta, siempre es una oportunidad para volver a las raíces, para renovar el
romance con el pueblo, para recuperar la identidad, para regresar en el tiempo
y revivir una época inolvidable. Coracora es como una casa enorme, con patios
amplios y jardines extensos, no hay límite para correr, cualquier rincón es
familiar, cualquier calle alberga recuerdos hermosos, el cielo será
transparente por siempre y las estrellas jamás dejaran de estar al alcance de
la mano. Coracora es como una casa enorme, la casa de todos, de sus quince mil
habitantes, pero también, de los que tenemos la dicha de regresar de cuando en
cuando. Una falacia dice que se encuentra clavada a 3115 metros sobre el nivel
del mar, pero la leyenda cuenta que está ubicada a unos 200 mil pies de altura,
allá en lo alto del cielo. Los que la conocemos, le creemos a la leyenda.
Coracora es un rincón celestial.
WAIRA
Mi tierra huele a infancia eterna
Mi infancia sabe a agua de lluvia
La lluvia tiene el color único del
ande
Y el ande el sonido genuino
del viento en su origen divino
mi tierra huele a los años mejores
en que era fácil tocar las estrellas
y rozar la luna
mi tierra se cuela entre las sienes
como un repaso de lo bueno
de esa infancia
que me dejó el eterno don
de ser niño por siempre
mi tierra huele a retama
huele a molle, huele a eternidad
mi tierra se deja rozar a lo lejos
por el waira cómplice
para no permitir
mi muerte en soledad
Hermoso el poema Helmut Jeri Pabon/ todos llevamos la infancia a cuesta, muy cerca de las estrellas, para olvidar nuestras raices... Saludos Helmut/ desde el ombigo de Centroamerica/ San Jose. CR
ResponderEliminarFlorencio De La Asuncion
Hermosas lineas que con tu pluma magica enbellecen y dan vida, a ese sentimiento llamado 5 de agosto, fiesta de coracora
ResponderEliminarHelmut Leer esto me transporto en el tiempo, es cierto esa hermosa tierra tal vez no nos vio nacer pero nos adopto y se hizo querer...no sabes como disfrute cada palabra d este relato felicitaciones y muchos éxitos en todo.
ResponderEliminarTu recuerdo lo comparto, tu talento lo admiro.
ResponderEliminarhelmut. Me haces recordar a mi infancia cuando me escapaba a ver el ensaño de ños engritos y muchas cosas mas, gracias por recordarmelo y gracias por recordar a todos los coracoreños este 5 de agosto que es para el recuerdo de cada uno de nosotros y de todos los coracoreños,cuidate bayyyyyyyyyy
ResponderEliminarQUE HERMOSO HEL, SIEMPRE OBSERVE Y TE SEGUI DISCRETAMENE, PERO YA ES HORA DE EXPRESARTE MI MAS PROFUNDA ADMIRACION Y RECONOCIMENTO, ME TRANSPORTASTE A LA EPOCA, A LA ETAPA MAS FELIZ INOCENTE Y PURA DE MI VIDA....AHORA SE QUE ME ENAMORE DE CORACORA EN CORACORA
ResponderEliminarPRIMERAMENTE HELMUT FELICITARTE POR LA ELEGANCIA Y EL GUSTO QUE REMEMORAS LAS VIVENCIAS LAS COSTUMBRES QUE PASAN EN ESTOS 8 DIAS DE FIESTA DE AGOSTO Y QUE EN NOMBRE DE LA VIRGEN DAMOS RIENDA SUELTA A TODO,QUE BIEN LO DESCRIBES NO HAY NADA QUE AÑADIR SOLO ME QUEDA FELICITARTE POR TU GRAN PLUMA.Y PARA REMATAR TU POEMA WAIRA ESTA MARAVILLOSO ME HACES REVIVIR TODO EL AMOR A NUESTRA TIERRA Y LOS MOMENTOS MAS INOLVIDABLES EN ESA.UN ABRAZO AMIGO Y HERMANO DE MI PATA....
ResponderEliminarRecordar las estrechas calles apretujadas entre bloques manzanales de casonas y casitas de dos aguas, también me hacen recordar mi casa, mi rincón, mi hombro y mi terruño a donde regresaré cuando este triste, volveré como vuelve el muchacho rebelde arrepentido a las faldas de su madre.
ResponderEliminarNo cabe duda que viniste del cielo (Coracora). Te has convertido en uno de mis escritores favoritos. Lindo poema, bella musica, increible escritor!
ResponderEliminarRealmente hermoso, amigo! conmovedor tu poema!!
ResponderEliminarUn cariño enorme, desde Argentina.
Mirna Celis.
Realmente impresionada primo, por este sentir que comparto y he palpado en cada visita a nuestra tierra, como dices que nos adoptó ya que nuestros padres nacieron en ella y nosotros podemos conocer y sentir estas emociones en esta tierra hermosa...me siento contenta y feliz de lo maravilloso que escribes..un abrazo.
ResponderEliminarCon mucho cariño.....Mari Jerí
ResponderEliminarcomparto esos sentimiento ppor nuestra tierra tan hermosa k es donde vivimos muchas cosas maravollosos momentos un abraso eres un verdadero poeta
ResponderEliminarQue sorpresa al leer este escrito. Muy lindo, en la cual me identifico. Saludos amigucho. Ese año nos conocimos y lamentablemente por la distancia no te pude ver mas, pero se ve que eres lindo de corazón. Felicidades!!... Dalia V.
ResponderEliminarSentimientos encontrados amigo mio, incomparable mi tierra santa y bendita por siempre, lindo poema soy Vásquez de origen, corazon y sentimiento ayacuchano. Un cordial saludo.
ResponderEliminar