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("Desechos tóxicos") |
Ahora que hemos entrado a la era digital televisiva (“HD,
High Definition o alta definición”) nos preguntamos si en un país como el nuestro,
donde la calidad de la programación es tan nociva, es prioritario pensar en
cualidades de imagen o sonido, pues así como los canales de señal abierta se
preocupan por nivelar su tecnología, ¿no debieran preocuparse también por
mejorar su programación?, es una utopía, claro está.
He pasado estos últimos años oyendo a Alberto Benavides
en sus conferencias y a mi padre en las charlas de familia inculcándonos un
rechazo definitivo hacia la televisión, sobre todo la peruana y ahora, después
de haberme permitido entupidamente el beneficio de la duda durante algún tiempo
necio, puedo darles la razón con convicción y firmeza: “cuanto daño le hace la
televisión, especialmente la peruana a nuestra formación”. Ahora que la crisis
de valores en el país se agudiza, ahora que los valores morales y éticos se han
convertido en preceptos anticuados, ahora que el hombre peruano padece canceres
espirituales y una septicemia que se ha disgregado en las entrañas de los
endebles subconscientes, es cuando deberíamos buscar mecanismos de solución, el
estado que “dice” preocuparse por la educación debe empezar por resolver el
problema de casa, la escuela imparte conocimientos básicos, pero es el hogar
donde se forma la personalidad y los valores fundamentales de toda persona, es allí
donde se moldea el ser adulto definitivo, entre aciertos y desaciertos
avanzamos, les enseñamos a los hijos las diferencias entre lo bueno y lo malo,
les inculcamos honestidad, sensibilidad y respeto, pero al final por descuido o
indiferencia terminamos cediendo ante una seductora niñera que sin darnos
cuenta acaba siendo quien se ocupa a tiempo completo de la formación de los
menores en la casa: la televisión.
la televisión es un mal formador de personalidades, una
distracción ociosa respecto a cosas realmente importantes como leer o practicar
algún deporte, un vicio como todos los demás, con la ventajosa diferencia de poseer
licencia para dañar, seguramente la mayoría lo sabe, pero prefieren saltarse la
reflexión y se entregan a las manos del “ no pasa nada” y aquellos que no lo
saben, es porque no se han enterado y no se han enterado por que no leen y no
leen por que se pasan la vida frente a un monitor, cayendo en este circulo
vicioso tan peligroso como avasallador. Hemos llegado a una era en la que cada día
nos vamos rodeando de agentes perniciosos, en esta generación han alcanzado su
apogeo la violencia, las drogas, la crueldad del hombre, la contaminación, la
insensibilidad social, las guerras, la industria descartable y claro la
televisión, todo sin un orden de importancia mayor o menor en la escala de
creaciones desgraciadas, aunque podríamos
decir que justamente la televisión cumple el tristemente importante papel de
difundir de manera equivocada toda las demás aberraciones, la televisión es el mecanismo
vocero para pregonar el caos en el que ha caído el ser humano pero no en forma
de lecciones o advertencias, si no en forma de espectáculo, pues hoy las
miserias humanas se han convertido en shows mediáticos que mueven grandes
cantidades de dinero bajo un único principio llamado “rating”.
Absolutamente todos los canales mal administrados o
comerciales son perjudiciales, pero en un país donde hay carencia de valores éticos
y morales el daño es mayor, analizar la programación de los canales nacionales
es incluso vergonzoso, excluyendo el canal del estado que ciertamente tiene
programación educativa y cultural, lo demás es basura por donde se le mire.
Podemos tomar como punto de partida de esta debacle la década del 90, en esta época
apareció una de las pioneras del estiércol, Un “Talk Show” irrumpió nuestra
ya decadente programación para mostrarle al mundo que a los peruanos nos gusta liarnos
a golpes por nada, que las polladas son parte de nuestra cultura, que el 99% de
los peruanos somos ignorantes, desdentados y sucios mas un sin fin de atrocidades
que contribuyeron peligrosamente a empeorar nuestra imagen ante la opinión
internacional. Posteriormente por la misma época apareció otro fenómeno
denigrante apodado “comedia ambulante” que no fue otra cosa que una decena de cómicos
callejeros sin ningún talento que hicieron de la vulgaridad y las parodias
homosexuales su único guión. Lo que siguió no fue mejor, un programa de chismes
de farándula con fines destructivos que tristemente perdura hasta hoy y que ha
servido de ejemplo para mas espacios similares, luego una cadena interminable y
variada de “realitys”, después
aparecieron programas disfrazados de benéfico-sociales pero cuya única
finalidad siempre fue lucrar con la miseria humana, series intrascendentes, mas
programas cómicos repletos de mujeres en poca ropa e imitadores de quinta fungiendo
de travestis, producciones con solo días de duración en el aire, noticieros convertidos
en circos de las desgracias sociales y un etcétera mas de basura que ha
infectado completamente la pantalla y que en la misma proporción ha infectado
los hogares peruanos. Nadie revisa las programaciones y el papel de la entidad
competente (A.N.D.A.) es tan inútil que creen que es suficiente establecer la clasificación
de edades para regular lo que se expone en la pantalla, sin embargo durante
todo el día es posible ver por ejemplo, telenovelas con alto contenido sexual o
películas extremadamente violentas sin que nadie se manifieste al respecto.
Si tan solo la mitad del tiempo perdido en tele-cloaca se
utilizara para brindar conocimiento, cultura o información real, otra seria
nuestra realidad, los niños serian mas constructivos que destructivos y sin duda
se contribuiría enormemente a la moralización y la reforma de la educación en
el país, mientras tanto, varios millones de peruanos de toda las edades seguirán
infestándose por culpa o por omisión, haciendo imposible que nuestra realidad
social cambie.
ES CIERTO TODO LO EXPUESTO PERO SOLO QUEDA EN NOSOTROS ENSEÑAR A NUESTROS HIJOS LO MEJOR ENSEÑARLES QUE AMEN LA NATURALEZA Y Q EN SUS MOMENTOS LIBRES COJAN UN LIBRO
ResponderEliminarCoincido plenamente con el autor. La televisión puede ser una distracción pasajera , pero no debe alejarnos de una buena charla en familia o con amigos y de apreciar la vida día a día, ni dejar de valorar la naturaleza. El papel de ese medio debe ser la cultura y no la tanda groserías y banalidades que apreciamos a diario.
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