Hoy pasé más de una hora
buscando un zancudo que no me dejó dormir anoche, cuando por fin lo atrapé
observé su minúscula figura replegada en posición fetal, ya sin vida, cargando
aún la gota de sangre que me pudo robar durante la noche y pensé que aquello - eso de no poder dormir – nos debe pasar
solo por causas grandes, como el amor o el trabajo, pero no por culpa de tan
frágil y minúsculo insecto… ¿o tal vez si? Si ese minúsculo insecto pudo
hacerme pasar tan mala noche, entonces, no es tan minúsculo después de todo,
supongo que nosotros debemos vernos igual de ínfimos desde lo alto del
universo, como pequeños átomos, partículas móviles microscópicas. Se dice que
lo que nos hace grandes son nuestros actos, de ser así, durante la última
noche, tal vez yo fui la gran empresa en la vida de ese zancudo, quizá fue
procreado, desarrollado y entrenado con el fin de conquistar algún día un
pedazo de piel y hundir su báculo todas las veces que le fuera posible antes de
morir. De ser así, murió con gloria. Y con la “panza” llena por supuesto. El
gran Fernando Pessoa decía que “todas las cosas tienen la forma del ojo que las
mira” y ha de ser eso tan cierto como aquello de que “todo es relativo” acaso
una de las cosas más acertadas que se ha dicho jamás. Aunque eso de que sea una
de las cosas más acertadas, también es relativo.
Hoy vi en la calle a un
mendigo guardando la mitad de un plato de comida que alguien le había invitado
tal vez para que le dure uno o dos días más y solo unos metros más allá, en un
restaurante, una familia abandonaba una mesa con la comida casi íntegra. Pero
seguramente hoy también en algún lugar del planeta una reina de belleza, a eso
del mediodía ocupaba algún baño para cumplir alguna necesidad fisiológica
básica tal como lo hace el más común y ordinario de los animales, un selfie en
ese instante podría tirarse abajo una corona. Pero las reinas también cagan así
como lo hace Cristiano Ronaldo o cualquiera de l@s endiosados actores,
cantantes o personajes de la televisión o del cine. Lo relativo está en la
imagen que nos proyectan a diario y en la que tendríamos realmente si los
viéramos sobre un retrete.
Y a estas alturas de la
noche, en algún punto del mundo están muriendo gentes y árboles y antílopes por
distintas causas, mientras en algún otro lugar, florecen nuevas vidas, plantas,
animales, historias. Y los libros que algunos escribimos con tanto afán y amor
durante años, alcanzarán su máximo objetivo cuando ocupen los estantes y
libreros y – oh, ironías – se refundan entre cientos y miles de libros
trabajados antes por sus autores, con el mismo afán y amor que uno. Y otros
zancudos más jóvenes invadirán las habitaciones de muchas casas y lograran sus
grandes objetivos, para entonces, nadie recordará el muerto de esta mañana. Ni
el nombre de muchos de los autores de aquellos libros.
Un lápiz antes de ser lápiz
fue un árbol y un papel que reza una invocación para evitar la depredación de
los bosques también fue un árbol antes de ser papel, tal vez uno donde alguien
perdió la vida estrellándose ebrio una madrugada y que motivo la rabiosa tala,
olvidándose que primero fue el árbol, después el hombre. Pero ese árbol
ultimado por la ira, albergaba la vida de varias especies de animales, que ante
su caída, debieron mudarse de hogar o simplemente perecer, de esto la culpa la
tiene el borracho, o el auto japonés, o el fabricante del auto japonés, o el
inventor del automóvil o Dios que invento al inventor del automóvil, o los
ancestros del inventor del automóvil que siglos antes inventaron a Dios ¿Pero
si los pájaros también son obra de Dios, cuál es su culpa en este extraño
circulo? Es que todo es relativo.
Estoy recordando el cuento
de Gabo “el rastro en la nieve” donde una mujer se muere desangrándose gota a
gota por un pequeño pinchazo en el dedo con la espina de una rosa. ¿Es posible
que alguien se muera por una cosa como esa? Sí, es posible tanto como lo es el
que haya gente que sobrevive a largos naufragios. Cosa rara esta, como esta
otra donde una jirafa puede morirse en un charco de agua de medio metro de
profundidad si cae de lado y tiene las extremidades extendidas. No tendrá forma
de volver a ponerse de pié. O aquella otra cosa extraña donde un bambú sembrado
no da señales de vida durante 7 años, hasta que de pronto emerge a la
superficie y en horas y días alcanza un tamaño extraordinario.
Y es que todo es relativo
incluso eso de que todo es relativo es relativo porque algunas veces no todo
será relativo y existirá lo que algunos llaman causa y efecto. Aunque para mí,
eso también es relativo. Como lo es la existencia y toda su complejidad, el
amor, las galaxias, el pensamiento, la moral, la razón, la ropa interior, los
zancudos, los árboles, los libros, el éxito, las bicicletas, los recuerdos, el
ceviche, Europa, los borrachos, el sexo, la lluvia, la noche, la poesía, la
filosofía, la soledad y así…
No hay comentarios:
Publicar un comentario