En el transcurso de mi viaje hacia Panamá,
empecé a meditar con cierta insistencia – mientras observaba a los demás
pasajeros - sobre las divergencias entre
el hombre común y el poeta, sobre ese antagonismo que los ubica en puntos
opuesto del universo, el abrumador realismo de uno contra el instinto onírico
del otro, el hombre vive, el poeta sueña, uno ama la materia, el otro lo
intangible, uno pugna por alcanzar la jerarquía social, el otro la espiritual,
empero, también existen ciertas coincidencias que en general no viene al caso
mencionar, salvo una de ellas: la dependencia de uno y otro de ciertos recursos
naturales que determinan: para el hombre la subsistencia y para el poeta una de
las fuentes principales de inspiración, convengamos entonces que se trata de un
asunto de vida o muerte, una necesidad ineludible e indispensable, no puede
subsistir el hombre sin el sol, el viento, el agua, ni exhalar sus líneas más sentidas
el poeta sin los destellos de la alborada, la brisa o el mar; el hombre se
alimenta de la tierra, la riega y labra, la cuida para después obtener sus
frutos; el poeta alimenta sus sentidos recostándose sobre el pasto de ese mismo
campo con la mirada puesta en el firmamento, copiando de la estela sus formas
para esbozar las siluetas de sus musas; el hombre empieza el año rogándole a
los apus una temporada productiva, mientras el poeta espera los favores del
hado para seguir plasmando líneas encendidas. En esencia ambos se sirven de los
mismos recursos, ergo, ambos dependen de los mismos factores para subsistir.
Seguramente muchos deben estar preguntándose
qué tiene que ver la poesía con la energía sustentable, la respuesta puede esclarecerse
mediante una singular analogía: En ambos casos se trata de bienes inagotables,
de una antigüedad no registrada, indispensables para la vida, pasan
desapercibidos muchas veces y sin embargo están presentes en nuestro día a día,
ambos son de dominio público y absoluto, sin embargo solo le sacan provecho
unos pocos, estas dispersos en cada rincón del planeta, presentan formas muy diversas
y pueden materializarse para ser mejor aprovechados.
Esta mañana, en algún rincón del planeta, un
hombre ha bebido una taza de café pasado en una cocina solar, se ha sentado en
la terraza de su jardín observando el suave vaivén de las ramas de un viejo
sauce a causa del viento, ese es un acto
lirico por excelencia, así empieza la poesía.
Esta tarde en algún rincón del planeta, una
mujer se ha sentado a orillas de un río, observando el suave y melodioso paso
del agua, ha tomado una pluma y ha escrito lo siguiente:
*Con total convicción de golondrinas
sin pretender sembrar un árbol
ni cosechar un hijo
con la maleta lista
para un mañana próximo
buscamos una mesa
dos sillas
y algunas tazas
Ese es otro suceso lírico, pero con el que
empieza la vida.
Entonces podemos decir que ni el hombre común
ni el poeta pueden subsistir al margen de la naturaleza, de los recursos que
esta nos ofrece, objetiva o subjetivamente, el asunto es entenderlo, aceptarlo
y velar por su correcta explotación, teniendo siempre en cuenta que el día que
nos servimos del sol o del mar, incluso en el mero andar o la mirada silenciosa,
ya se está cometiendo poesía.
Finalmente si es posible hablar de una
diferencia entre ambas – entiéndase poesía y energía - esta tiene que ver con sus fines concretos,
la energía sostenible busca satisfacer las necesidades presentes sin
comprometer los recursos y capacidades de futuras generaciones, mientras que la
poesía busca cambiar y alterar de manera contundente el desalentador porvenir,
tanto para quienes la escriben como para quienes la leen, tratando de ser
sendero y guía para la rehumanización del hombre, procurando devolverle la
sensibilidad con su hábitat, reeducándolo y enseñándole a respetar aquello que
aun siendo suyo le es al mismo tiempo ajeno. Puede entonces la poesía ser un
camino para recobrar el respeto por nuestro medio ambiente.
Cuidemos nuestros recursos y en cambio,
derrochemos poesía por calles y plazas, por bares y mares, pues ha de ser el
verso, el más benigno de los despilfarros.
...
(Primera parte de la ponencia "Poesía renovable" en el foro "energía sustentable y poesía para todos" - desarrollado en la Universidad Tecnológica de Panamá - que formó parte de las actividades del festival de poesía Ars Amandi 2012).
*Fragmento del poema convicción de golondrinas de Diana Morán
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