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(Foto by: Ernesto Guzmán - México) |
- Aló, ¿Raúl? –
- No, equivocada –
- Ah, discúlpeme, gracias –
- Aló, Raúl marqué mal y me contestó otro
hombre, jajaja –
- Oiga que le digo que está equivocada –
- Perdón, perdón es que me dieron mal el
número –
-No se preocupe. Hasta luego -
- Aló, Raúl ya no te hagas el gracioso, sé
que eres tú–
- Por Dios, ¿oiga, usted me está tomando el
pelo? –
- Pero Raúl soy yo, Cirila, deja de jugar,
tenemos que vernos –
- ¿Cirila? No conozco a ninguna Cirila, ya
déjeme en paz carajo –
Aquella madrugada debí desconectar el
teléfono para poder dormir, parece que alguien estaba empecinada en fastidiarme
la noche, claro, no podía ser diferente con ese nombre tan espantoso y la cara,
no quería ni imaginarme, yo hubiera hecho lo mismo que el tal Raúl, le daría un
número falso, peor aún, le diría que me fui a vivir a una isla del mar egeo.
- Aló, ¿Raúl? –
-Demonios, ¿otra vez usted? –
- Pero Raúl, ya deja de tratarme así –
- A ver, anoche le dije claramente que no soy
Raúl, no tengo idea de quién es, ni quién es usted, ¡de-je-me en Paz! –
Lamenté luego haber sido tan grosero, pero funcionó, porque dejó de llamar, y al fin pude dormir tranquilo.
Al menos, por esa noche...
-Aló, Raúl, ya sé que eres tú, soy Cirila,
deja de negarte, eres un cabrón –
- ¡Ah no! esto es el colmo, ¿es una broma
verdad? –
- Pero Raúl, ya para con esto –
- A ver, mire, hagamos algo, porque en serio,
me estoy hartando de este juego, encontrémonos en algún lugar mañana y así
aclaramos el asunto –
- ¡Perfecto! lo que tú digas, nos vemos
mañana afuera de la iglesia de las Mercedes –
- está bien, a las diez de la mañana
entonces, ¿Le parece? –
- Está bien Raúl, nos vemos a las diez –
- ¡QUE NO SOY RAULLLLLLL! –
- Ya, discúlpame, chau...Raúl –
Una vez más, colgaba el teléfono fastidiado,
era el tercer día consecutivo que dando la una de la mañana, la insoportable
dama cogía el teléfono para joderme el sueño, a esas alturas ya me había hecho
una idea de su apariencia, la imaginaba entrada en años, rolliza y de pelo
crespo pegado, por la hora de las llamadas podía deducir que muy conservada no debía
estar y por el nombre, lo poco agraciada que sería. Quizá estaba siendo
demasiado prejuicioso, pero no podía caber en mi cabeza otra imagen, para una
mujercita insoportable, llamada Cirila y al parecer, con poco raciocinio, al
punto de no entender que yo no era quien ella pensaba, lo cual en realidad se
podía deducir fácilmente por ejemplo por la voz. De cualquier manera, con una
cita cara a cara, estaría todo resuelto.
Al día siguiente, salí al encuentro a la hora
acordada, llegué al lugar pactado, pero no encontré a nadie, esperé por media
hora, pero jamás llegó. Me quedó claro, que todo era producto de una broma
pesada, solo tenía que averiguar de quien.
- Aló, Raúl, perdóname de verdad, me fue
imposible llegar –
- Sabes que, no sé quién diablos es, no sé
qué quiere, pero pare ya de molestarme –
- Pero Raúl, te digo que no pude llegar, no
me dieron permiso en el trabajo –
- No me interesa, solo me está tomando el
pelo y ya me cansé –
- Pero no fue mi intención, no quise hacerlo
–
- Mira, quien quiera que sea, es la una de la
mañana, déjeme dormir –
- Es que yo tampoco puedo dormir...imaginándote
aquí en mi cama –
- ¿Cómo? –
- Si, desde la última vez que hablamos, no
dejo de pensar en las cosas que quieres hacerme –
- Se ha confundido de persona, de verdad se
lo digo –
- Pero Raulito, bebé, porque me haces esto,
si lo único que deseo es conocerte y tenerte –
- ¿conocerme, de que habla? –
- Si, conocerte, la verdad ya estoy cansada
de los jueguitos telefónicos, ya no quiero más llamaditas calientes, quiero
sentirte en cuerpo y alma –
- Perdóneme, pero dice que usted y el tal
Raúl ¿no se conocen? –
- No, solo hemos hablado por teléfono, bueno,
no te hagas el tonto, sabes perfectamente de que hablo –
- Ahora entiendo, pero si le digo que se ha
equivocado, no sé porque no me quiere creer –
- Ay cariño, conociéndote lo bromista que
eres, si no quisieras nada conmigo, no me hubieras dado tu nuevo número ¿no? –
- Ahhhhh Dios, esto es increíble, tengo este
número hace cinco años –
- No importa papi, sé que te encantan los
jueguitos, así que seguiré el tuyo, juguemos a los desconocidos, es más, si
quieres jugamos a que tú eres el galán difícil y yo la dama que quiere
conquistarte –
- No puede ser, que barbaridad, de verdad
creo que está loca, la voy a denunciar a la empresa de telefonía, esto no puede
seguir –
- No papi, no me denuncies, mejor dame
nalgaditas de castigo, o mejor aún, hagamos nuestra novela, que se llame: “Cirila
Y Raúl, la historia de un amor difícil” -
- Jajaja, admito que tiene buen sentido del
humor, pero ya déjeme dormir por favor. Adiós –
- Pero mi amor, dame otra oportunidad para
vernos, te lo pido, te prometo que mañana no te fallaré, estaré en la puerta de
la iglesia a las diez en punto, y para que se te pase la molestia, llevaré una
ropa que te encantará, de ahí nos vamos donde tú quieras para hacer lo que tú
quieras, es más, estando cerca a la iglesia, si quieres nos casamos –
- Mire, no diga tonterías, está bien, pero
solo iré para que vea que no soy quien piensa, creo que cuando lo hablemos
personalmente entenderá que no soy ese Raúl, ya veré la forma de demostrárselo
–
- Ya, me parece bien, seguiré tu juego señor
desconocido, pero yo sé que mañana, cuando me tengas frente a ti, querrás
tatuarme tu nombre hasta en las nalgas, hasta mañana galán –
- Ufff, es imposible, en fin, hasta mañana –
Creo que las cosas habían llegado a un punto
insostenible, esta señora había rebasado todo los límites, muy a pesar de su
gran sentido del humor y su chispeante salacidad, por un momento hasta llegué a
imaginarla como ella lo describió, pero cuando soltó tremendo improperio,
denominando a su telenovela Cirila y Raúl, volví a la realidad. Al menos por
esa noche, a diferencia de las anteriores, me dormí entre risas.
Nuevamente enrumbé al lugar de la cita, eran
las diez en punto, ahora no disponía de tiempo, de manera que preparé algunas
opciones para demostrarle que no era su Raúl. De todas formas, si después de
aclararlo personalmente, insistía, me vería obligado a cambiar de número, esa era
la última solución.
Ahora fui yo quien llegó con algo de retraso,
pero no la encontré, en el lugar solo había una hermosa mujer, sentada, leyendo
y esperando quien sabe que, de Cirila la fea, ni rastro. Volví a pensar en el
cambio de número, con eso bastaría para acabar con la burla. Pero tenía que
resolverlo ya.
- Aló Raúl, eres un desconsiderado, porque
tenías que plantarme así, si sabes que no puedo pedir permiso a cada rato –
- Sabe que, usted, loca de mierda, estoy harto
de su bromita estúpida, cree que tengo todo el tiempo para sus jueguitos –
- Eres un idiota, claro que estuve allí, esperándote
como una tonta, casi una hora -
- ¿Me esperó?, no sé de qué habla, allí no
había nadie –
- Tendrás linda voz, serás guapo como dices,
pero creo que eres ciego o tonto, yo estuve ahí esperándote –
- Mire, de verdad que yo si estuve ahí, y
nunca la vi, no tendría por qué mentir, estoy harto de sus llamadas, hace días
que no duermo bien por su culpa –
- Entonces nuevamente quedemos bien, por
última vez –
- Está bien, será la última oportunidad, misma hora, mismo lugar, pero dígame que ropa tendrá
puesta para poder reconocerla –
- Ya, iré toda de blanco –
- Perfecto, yo iré todo de negro –
- Está bien, así quedamos, a las diez en
punto entonces, hasta mañana mi amor, espero no me vuelvas a plantar –
- Un favor, deje de decirme mi amor, y ya
debo dormir, nos vemos mañana –
- Ya está bien, hasta mañana, mi am... digo
Raulín –
Otra noche más sin descansar bien, definitivamente
me faltaban agallas para poner a esa tipa anormal en su lugar, pero así era yo,
ingenuo y buena gente o más bien, un poco idiota de cuando en cuando. Esta vez
dormí mucho menos, toda la noche padecí sueños terribles, en los que me veía en
un ascensor, a solas con ella, que era abominablemente gorda, con rasgos de una
vejez cruda, me asfixiaba, olía mal y el espacio se hacía cada vez más pequeño,
conforme acercaba su seboso cuerpo. Me desperté exaltado, realmente la estaba
pasando mal, ahora, estaba definidamente resuelto a cortar por las buenas o por
las malas esta historia sin sentido.
Por tercera día consecutivo, estuve allí, en
el mismo lugar, ahora puntualmente, a las diez como quedamos. Me senté a
esperar un momento, a ver si por fin aparecía la culpable de tan terrible
semana. Transcurrió un momento más, cuando por fin llegó, definitivamente nunca
la hubiera reconocido si no era por la ropa, en efecto, vestía toda de blanco,
yo en cambio, por estrategia, había incumplido con el acuerdo, traía pantalón
azul y camisa blanca, en caso que la situación se hiciera imposible. Me quedé
pasmado, era la misma dama de ayer, la que esperaba sentada leyendo, la mujer
hermosa, la más hermosa que jamás había visto, su caminar cimbreante, dejaba
apreciar a plenitud la prominencia de sus caderas, su cabello en ondas lindaba
con una cintura pequeñísima que parecía labrada a mano, no era baja ni alta, ni
tan delgada ni tan voluptuosa, traía una sonrisa que parecía más bien fija en
su rostro terso, era perfecta de punta a punta.
- Hola ¿Cirila? –
- Si, perdón, ¿nos conocemos? –
- Jajaja, claro, llevas varios días sin
dejarme dormir –
- ¿Raúl? –
- Siii, bueno en realidad no, digo sí, soy
Raúl, te estaba esperando mi amor -
- Perdóname, pero, te imaginé diferente,
bueno eso me habías dicho, además, dijiste que vendrías de negro, así que,
tengo serias dudas –
- Si pero ¿cómo estoy aquí y se tu nombre? –
- No lo sé, podría ser un plan con un tercero,
tú me has tratado muy mal por teléfono y ahora, estás muy zalamero, pareces
otra persona, incluso me tratabas de usted, ahora me tuteas –
- No mi amor, soy el mismo te lo juro,
pregúntame lo que quieras sobre nuestras conversaciones –
- La verdad, no me apetece preguntarte nada,
porque solo recibí insultos de tu parte –
- Pero cariño, es que llamarme a la una de la
mañana –
- Además, de verdad, te imagine diferente, no
sé, más alto, sin esos dientes de cocodrilo, sin ese pelo que más parece vello púbico,
sin esa nariz de pene, discúlpame la
sinceridad pero de verdad, ¡que feo eres! –
- Pero, pero, el físico es lo de menos, lo
importante es lo de adentro –
- si pero, tu eres un caso de abuso extremo, sinceramente
estas mintiendo, no eres Raúl, lo presiento, en su voz se percibía otra clase de
hombre, al final era cierto, me equivoqué con el número, discúlpame por la
insistencia, no volverá a ocurrir –
- Pero mi amor, te digo que soy Raúl –
- No, no insistas por favor, debo volver al
trabajo, adiós –
- Pero no me dejes, te he esperado por tres
días –
- Lo siento, no fue mi intensión, ya te pedí
disculpas –
- No me dejes por favor –
- lo lamento. Adiós –
- Noooo, no te vayas, Cirilaaaaaaa... –
Aquella fue la sexta noche consecutiva que no
pude dormir, no podía sacarla de mi cabeza, el meneo de sus caderas era una
imagen que no dejaba de circular por mi cabeza en cámara lenta. Di cinco mil
vueltas en la cama, me fumé un par de cigarrillos alucinando con su imagen de
ensueño. Después rogué a todo los santos que me concedieran el milagrito de su
llamada, pero nunca sucedió. Recordé que era agnóstico. Finalmente, me pasé el
resto de la noche meditando sobre mis absurdos
prejuicios respecto a los nombres, jamás hubiera imaginado que una Diosa,
pudiese llamarse Cirila, apenas podía creerlo. Pero sucedió.
- Aló, Cirila, mi amor, soy yo Raúl –
- Carajo, ya te pedí mil veces que dejes de
molestarme, si vuelves a llamarme, te denunciaré a la empresa de telefonía, ¡de-ja-me
en paz! –
- Pero Cirila, yo quiero estar contigo –
- ¿Aló? ¿Cirila? –
- ¿Aló? –
- ¡Cirilaaaaa!-
-...-
Me encanto... solo usted logra que me quede en estado catatonico imaginando esas letras =)
ResponderEliminarhermoso relato, algo parecido me sucedio cuando hice una citas a ciegas al conocernos via chat, jajaja que recuerdos, saludos Helmut un Abrazo
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