LA PRIMERA ESTACION

ESCRIBIR PARA SER ESCLAVOS, LEER PARA SER LIBRES...

15.2.11

ADIOS A DIOS

("Puerta del cielo" foto by: Yves Rodriguez - Perú)
 (A Brenda Hurtado, ya en el cielo)

 Mi madre me pregunta de cuando en cuando por que he dejado de ir a misa, yo le digo que estoy decepcionado del catolicismo, ella parece no entender e insiste - pero antes ibas todos los domingos - y de inmediato viene a mi memoria el recuerdo de aquella época en que llegué a tal grado de fanatismo que efectivamente, en todo un año falté solo dos domingos y por razones de fuerza. Luego, replico con firmeza mi decisión de abandonar la religión, aclaro que es un asunto de dogma, sigo creyendo en un ser supremo, pero mi madre insiste en decir que si no soy católico no creo en nada. Entonces siento un remezón de conciencia y me pregunto si es cierto que le he perdido la fe a todo, incluso a Dios. Me consterna pensar que si, alguna vez sentí que era realmente un padre, por eso el dolor es parecido al que se siente cuando un ser amado nos defrauda, procuro obviar esos pensamientos casi profanos, pero al instante vienen a mi cabeza decenas de imágenes tristes del mundo real, el mundo fuera de las cuatro o seis paredes de los templos, el mundo al que no llegan las plegarias de los sacerdotes, de ese mundo con gente a la que jamás se le hace el milagro de tener que comer, ese mundo de niños muertos mucho antes de tener conciencia, mucho antes de saber que existe o no un Dios, antes de conocer el bien y el mal, antes de poder conocer la vida más allá del regazo de sus madres, no puedo evitarlo, es aquí donde emergen mis dudas más grandes sobre la existencia de ese ser al que tanto se le puede llegar a amar, incluso, sin haberlo visto jamás. Muchas preguntas saltan solas y es imposible hallar respuestas, lloramos por los millones de muertos en las guerras, por los niños desnutridos y por los violentados, por las masacres en Ruanda, Auschwitz o Accomarca, nos consterna el sufrimiento de gente que jamás lastimó, nos sorprende el éxito de seres crueles y nos indigna la impunidad de aquellos que hacen daño a mansalva, mientras tanto, el papa nos cuenta eventualmente vía algún medio de prensa, que está pidiendo por la paz en el mundo y los sacerdotes, repiten lo mismo de siempre: OREMOS HERMANOS…
Si somos obra de Dios, si somos sus hijos, alguna explicación debe haber para tanta inclemencia, por lo menos para eso, pues por ejemplo para saber por qué la iglesia vive en la opulencia, jamás habrá respuesta. Deberíamos plantearle al clero la transformación de todo el lujo de los templos de los que disfrutan la mayoría de sus miembros en ayuda para las naciones más pobres, recordándoles que Cristo fue un hombre sencillo, jamás se rodeó de lujos ni excesos. La biblia lo ratifica, no existe capitulo donde se demuestre la existencia de una relación entre ostentación y fe.
Mi madre me mira indignada, pero antes de que vuelva a la carga refuerzo mi posición.
La iglesia es un poder mundial, económico y político, esas ideas románticas de hace dos mil años murieron con Jesucristo, pues al estar manejadas por mortales corrompidos, es lógico que haya perdido su esencia divina. Me observa molesta y un silencio repentino me hace pensar que lo último si ha calado en ella, se pone un poco triste, pero siento que de  alguna forma, me da la razón. En realidad no desearía hacerle cambiar su forma de pensar ni su fe, no soy un predicador anticristo, solo intento hacer que me entienda un poco y deje de reprocharme la distancia que prudentemente tomé respecto a la religión y tal vez a Dios.

Hasta cierta edad fui católico, incluso en grado de fanatismo, pero una cuota de conciencia y madurez removió los cimientos de fe instaurados en mi a fuerza de costumbre como le sucede al ciudadano de formación occidental promedio y en determinado momento, a los veinte años aproximadamente, resolví liberarme de las amarras de la falsa fe, abandoné el grey, al pastor y me eche en busca de mi propia orientación. Con el tiempo me voy convenciendo de que todo los puertos religiosos son iguales, viciados, exagerados e hipócritas, y me convenzo también de que si de creer en Dios se trata, es suficiente con albergarlo en el templo de nuestra propia conciencia, orarle mirando los árboles, los ríos o el mar que han de ser las imágenes más fidedignas de él…


La conocí abandonada en el hospital regional de Ica,  con una declaración escrita de cáncer terminal, tenía solo un año y ya sabía lo que era padecer los inmensos dolores del terrible mal, debimos dividir las colectas entre pañales, alimento y morfina, pero pronto, la prioridad fue la morfina, en un intento desesperado por menguar algo de su indecible dolor. La enfermedad la consumió velozmente. No sé si las oraciones de mi madre llegaron a destino, pero algunas semanas después, sucedió lo que tanto y tan paradójicamente esperábamos, su pequeño cuerpo cedió y por fin su corazón dejó de latir, acaso en uno de los actos más piadosos de la muerte, llevársela.
Cuando Brenda se fue, mi fe terminó de quebrantarse. Durante mucho tiempo, sobre todo en las noches, miré al cielo con los puños apretados, la recordaba subyugada por las cadenas de su terrible enfermedad y me preguntaba si tal ensañamiento podía ser obra del hombre, del diablo o de Dios, si acaso no es lo mismo…

Hoy, mi madre me preguntó por qué dejé de ir a misa, le conté que todo fue a raíz de una extensa conversación con Dios. Él me confesó que ya no es católico le dije. Me llamó la atención severamente creyendo que se trataba de una burla, así que debí explicarle como mi fe había evolucionado ligeramente. Ahora creo en el como hombre de carne y hueso, como un ser pasible de errores, como un padre que se equivoca de vez en cuando, como un ser capaz de hacer bien y también de causar daño.

Si el hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios, solo hay dos opciones: o el hombre es perfecto o Dios es imperfecto. Que la humanidad juzgue según los hechos.


1 comentario:

  1. Anónimo25.2.11

    Creo que todos, en algún momento de nuestras vidas, llegamos incluso a ser perfectos... pero son nuestras imperfecciones las que hacen maravillosos esos momentos tan elevados... que sean obra de dios... qué puede decirte una exceptica? prefiero maravillarme de la perfección de seres imperfectos, como la perfección que logras con muchos de tus escritos. Gracias por escribir porque es un perfecto regalo. Aleiya.

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