Tu mi Chernobíl
Me cubres por dentro
Lentamente, muy lentamente,
yo jamás me entero
Me enervas
En tal medida
Que ni parece intencional
Ni pretencioso
Simplemente me enervas
Por que el tiempo
Ha establecido
De antemano
Como la costumbre hecha ley
Que en cierta etapa de la vida
Uno encuentre al ser
Que lo puede todo sobre uno
Aunque uno no pueda nada
sobre ese ser
Solo dejarse abatir
Como dócil ave
De tal forma
Que la palabra enervar
tenga algún uso
como ha pasado el tiempo
y han pasado tantas cosas también
pero al final del mundo
siempre quedas tú, aquí
terca o perseverante, según se vea
como si alguna necesidad
te obligara a mi lado
como si algún temor
a manos extrañas te resignara
a este viejo conocido
y al caer la noche
no puedo saber a ciencia cierta
por que seguimos juntos
pero algún resquicio de amor
debe existir
porque tu boca es urgente
a cierta hora del día
y se que te urge también
sentirte entre mis manos
cuando acecha el invierno
o la soledad
tú, siendo el peligro más grande
me has vuelto adicto
desde ti, me gusta más
la lluvia, el mar, llorar
tú siendo lo que eres
me haces olvidar quién soy
y no sabiendo quién soy
soy más dependiente de ti
y este círculo vicioso
solo tiene tu nombre…
yo soy vicioso
por eso,
al rezo de un viejo poema
solo puedo repetir:
el amor es
cuando te duele la rodilla
(Poema extraído del libro: "La última estación" / editorial Zignos - 2008)
(Poema extraído del libro: "La última estación" / editorial Zignos - 2008)
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