LA PRIMERA ESTACION

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25.2.10

254 MOTIVOS PARA AMAR EL FUTBOL

("Unidos por el fútbol" foto by: Reuters)
Era poco más de las ocho de la noche del 10 de septiembre de 1997, como olvidarlo, Roberto Palacios iniciaba con un gol magistral la vuelta al marcador frente a la siempre difícil selección Uruguaya en un partido de eliminatorias sumamente complicado y que empezamos perdiendo porque el fútbol es así…

Era poco mas de las ocho de la noche del 22 de diciembre del 2003, como olvidarlo, El paraguayo Carlos Lugo le daba al club Cienciano del cuzco mediante un tiro libre formidable, el titulo de campeón de América, venciendo a uno de los equipos mas importantes del mundo, el River Plate de Argentina, en un partido sumamente complicado y que empezamos perdiendo en mesa porque el fútbol es así…

Era poco mas de las ocho de la noche del 11 de septiembre del 2008, como olvidarlo, Johan Fano, tras una jugada genial de Juan Vargas, metía el gol del empate frente a la selección argentina faltando pocos segundos para terminar un partido sumamente complicado y que estuvimos perdiendo durante 93’ porque el fútbol es así…

Era poco mas de las ocho de la noche del 18 de febrero del 2010, como olvidarlo, Wilmer Aguirre y José Carlos Fernández de Alianza Lima se encargaban de destrozar con cuatro estupendos goles al club Estudiantes de Argentina, el último campeón de América el mejor equipo del continente, en un partido complicado y que empezamos perdiendo desde los 8” porque el fútbol es así…

Ahora me queda claro, amo el fútbol como pocas cosas en la vida, aun imagino con emoción de niño, que soy yo quien se enfunda esa camiseta y hace vibrar a miles de almas con un gran gol, ahora lo entiendo, el fútbol no es solo un deporte, el fútbol es sobre muchas otras cosas, el reflejo de lo que somos socialmente, un estadio es la maqueta de un país, en las tribunas se pone de manifiesto lo que somos en nuestra vida común, nuestro nivel cultural, nuestra lealtad y convicción con algo que queremos y ya dentro del campo la importancia se multiplica porque allí alcanza su máxima expresión, la voluntad por la conquista de las empresas mas ambiciosas, el deseo de ser grandes y obtenerlo todo, las ganas de hacer historia y tal vez llegar a ser leyenda, bañarse de éxito y darle a la camiseta que se lleva puesta la misma proporción de gloria que se alcanza con la victoria personal. Desde que el hombre es hombre siempre ha pugnado por dominar, por sobresalir, por mostrar superioridad, por esa razón siempre ha competido, por esa razón existen las guerras y por esa misma razón existe el fútbol.

El fútbol fue un afortunado invento de los ingleses hace mas de un siglo, y poco a poco fue alcanzando popularidad a escalas impensadas, ha evolucionado como todo lo demás en el universo hasta convertirse hoy en el deporte mas popular del orbe, pues sobre todo cuando se disputa a nivel de selecciones adquiere connotación patriótica y se juega al borde del sacrificio, se deja la sangre y la piel sobre el césped. El ex técnico de la selección brasilera Carlos “Dunga” dice que jugar por una selección es equivalente a servir a la patria y así debe ser, las batallas en los campos de fútbol son absolutamente influyentes en los quehaceres de un país, el pueblo se regocija, el pueblo se emociona, el pueblo celebra y al menos por algunas horas, el pueblo olvida sus penas, no somos parte directa del batallón de guerreros pero la gloria es para todos, la victoria de 11 alcanza para que un país de tres o de 100 millones de habitantes pueda alegrarse, por eso el fútbol es maravilloso, por la implicancia con nuestra propia identidad, nuestra autoestima, nuestra dignidad, nuestro orgullo, nuestro amor por la tierra en la que nacimos se pone en juego durante 90 minutos y en ocasiones incluso un partido puede significar la revancha de un país entero, sobre todo cuando se tiene como rivales a naciones poderosas con las que jamás se podría competir social, económica o geopolíticamente, si no, basta recordar como Diego Maradona no solo se hizo Dios en Argentina por su talento y magia con la pelota, si no en gran medida por que en el campeonato mundial del año 1986 vengó la perdida de las Malvinas ganándole a Inglaterra con dos goles que nadie podrá olvidar, sobre todo los ingleses, Maradona se cobró en un partido de fútbol esa revancha deseada por millones de compatriotas suyos, como no amarlo, como no amar el fútbol.

Por lo dicho pienso que quizá los conflictos armados que derivan en cruentas guerras debieran trasladarse a los campos de fútbol, eso es, las guerras deberían ser sustituidas por el fútbol, un campeonato debería ser suficiente para resolver crisis insalvables, no es un absurdo, absurdas son las guerras; el fútbol consigue lo que no han conseguido autoridades, ni entidades, ni poder político alguno, por el fútbol se mezclan todas las razas, nacionalidades y religiones, por el fútbol un africano, un asiático, un latino o un europeo disfrutan del mismo respeto, por el fútbol se han abrazado estados que llevaban años de conflictos armados, por el fútbol se ha aprendido a castigar el racismo, por el fútbol se ha aprendido a darle la mano al rival vencido, por el fútbol se ha aprendido a llorar cantando el himno nacional y por que no, tal vez por el fútbol, puedan resolverse diferencias globales sin esperanza.

Era poco más de las ocho de la noche del 10 de septiembre de 1997, como olvidarlo, Roberto Palacios iniciaba con un gol magistral la vuelta al marcador frente a la siempre difícil selección Uruguaya en un partido de eliminatorias sumamente complicado y que empezamos perdiendo por circunstancias de planteamiento o simplemente porque estaba escrito de antemano que debíamos bregar con el marcador en contra, esa era nuestra noche, nuestras posibilidades de clasificar al mundial de Francia 98 dependían de ese partido, por eso, cuando volteamos el marcador salté de emoción, apreté los puños, proferí varios pares de groserías y sobre todo lloré, lloré de orgullo, lloré abrazando mi viejo televisor blanco y negro de 14” como si en ese abrazo pudiera decir ¡GRACIAS, CARAJO GRACIAS! por hacer felices a 28 millones de peruanos…

Era poco mas de las ocho de la noche del 22 de diciembre del 2003, como olvidarlo, El paraguayo Carlos Lugo le daba al club Cienciano del Cuzco mediante un tiro libre formidable, el titulo de campeón de América, venciendo a uno de los equipos mas importantes del mundo, el River Plate de Argentina, en un partido sumamente complicado y que empezamos perdiendo en mesa porque la confederación sudamericana de fútbol y sus intereses económicos querían evitar la caída de Goliat, no era posible que un equipo humilde, con jugadores que pasaban lejos los 30 años, que venían de segunda división, que entrenaban en potreros y sobre todo peruano, fuera campeón, eso no cabe en lo cánones del fútbol moderno, pero el cienciano si fue el David y de una pedrada disfrazada de tiro libre derribamos al gigante. No fue el triunfo de un club, tampoco de una ciudad, fue el triunfo de un país que se baño de gloria a costa de 11 gladiadores que se jugaron todo en la última oportunidad que les dio la vida para conseguir algo realmente importante…

Era poco mas de las ocho de la noche del 11 de septiembre del 2008, como olvidarlo, Johan Fano, tras una jugada genial de Juan Vargas, metía el gol del empate frente a la selección argentina faltando pocos segundos para terminar un partido sumamente complicado y que estuvimos perdiendo durante 93’ porque a veces en el fútbol como en la vida misma los momentos realmente gloriosos se alcanzan cuesta arriba, quizá por que la verdadera satisfacción se logra al vencer en la adversidad, al levantarse después de morder el polvo, al sobreponerse a las desventajas que tenemos frente al rival, se luchó durante 93’, quedaron en el olvido las mega estrellas que militan en Europa, ahora eran once cholos ninguneados, marginados y olvidados pero cholos al fin y al cabo, por eso batallaron hasta el ultimo segundo, ese segundo que será eternamente recordado pues fue el que sirvió para alcanzar “ese gol” de empate con gusto a triunfo, terminó el partido, llevábamos buen tiempo sabiendo que no iríamos al mundial de Sudáfrica 2010, pero por lo menos menguamos el dolor de una pésima campaña y supimos también que aun hay hombres que matan por la selección. Gracias Fano…

Era poco mas de las ocho de la noche del 18 de febrero del 2010, como olvidarlo, Wilmer Aguirre y José Carlos Fernández de Alianza Lima se encargaban de destrozar con cuatro estupendos goles al club Estudiantes de Argentina, el último campeón de América el mejor equipo del continente, en un partido complicado y que empezamos perdiendo desde los 8” porque el fútbol tiene esos reveses que invitan a demostrar entereza y coraje, elegimos el camino mas difícil, el del marcador abajo, pero en poco tiempo Wilmer Aguirre “el iluminado” hizo trizas al equipo rival, se disfrazo del mejor jugador del mundo y dejando adversarios tirados por doquier anoto tres goles de excelente factura y cedió un pase preciso para el cuatro a uno. La prensa Argentina tan parcializada y poco objetiva se rindió como nunca, resalto el espectáculo que dio Alianza Lima al ritmo de los oles de los 45 mil asistentes al estadio y los argentinos, los futbolistas mas orgullosos del planeta, debieron partir con la paliza encima y el ego por los suelos, pero nosotros, al menos la mitad del país no durmió aquella noche, entre celebraciones desmedidas y reflexiones de toda clase, quizá fue un milagro, o quizá un poco menos que eso, no importa, alcanza para rememorarlo siempre…

Soy de un país donde los triunfos son muy esporádicos, cuestan demasiado, el apoyo es escaso y eso convierte esos triunfos esporádicos en hazañas inolvidables, y esta bien, quizá sea una bendición, prefiero pensar que ahí yace el sabor del éxito, no se si podría tener esta misma sensación si fuera brasileño o argentino, no lo creo, estamos feliz o infelizmente condenados a la eventualidad y esta bien, quizá sea una bendición, el sabor de un sorbo de agua en el desierto es incomparable porque es escasa, no hay placer en la abundancia, es mi teoría de la resignación, mientras tanto, espero calmado mas momentos de triunfos, eventuales e inesperados, agradezco a Dios por haberme hecho peruano y sobre todo por este milagro llamado fútbol que me hace recordar con orgullo que lo soy, soy peruano y de cuando en cuando Dios también lo es, poco después de las ocho de la noche, en días impensados, de años inciertos, durante 90 minutos, pero lo es…

4 comentarios:

  1. Romina19.3.10

    Me encantó!

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  2. Anónimo7.4.10

    parece que no solo yo me emociano cuando me concentro viendo el futbol al parecer la aficion de mi padre fue contagiosa bueno en conclucion me gusto lo narrado en 254 MOTIVOS PARA AMAR EL FURBOL saludos y felicitaciones

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  3. JOSEPH18.7.10

    ME GUSTO SOBRE TODO ME AYUDARA AL TRABAJO Q HARE MANANA DE LAS RAZONES POR LAS CUALES EL FIUTBOL INTEGRA A LA SOCIEDAD FELICIDADES ESTUVO MAS Q BUENO MUY EXCELENTISIMO

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  4. Muchas gracias por sus comentarios, siempre es alentador poder contribuir en cualquier sentido, al final es uno de los fines del escribir.

    El autor

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