De mi niñez recuerdo
los caminos sinuosos
hacia las estrellas
a solo media cuadra
de casa,
cuando bastaban apenas unos pasos
para encajar la luna
sobre la palma de la
mano
Las calles infinitas
en travesías
que bien podían
terminar
en la estructura
mística de un arco iris
o en la simpleza de
otra calle.
Las millas para
forjar
Sueños benignos,
las extensiones
húmedas
para correr a mis
anchas
y volver en semanas o
meses
al punto inicial
porque incluso
perderse entre los árboles
era un sueño
consagrado.
Me habitaba entonces
el temor patológico
a una vejez urbana y miserable
en que me vería
obligado
a vestirme bajo
preceptos
de colores y modas
forzado a aceptar
códigos
de destrucción
sistemática
del campo, del mar,
de la lluvia
por eso, decidí no
crecer
y me quedé en los
cinco prodigiosos
Recuerdo mi niñez
siendo una hoja en
los pastizales
rodando sin destino
para no dejarme
engatusar por los
años malos
y me quedé
en los cinco prodigiosos…..
(Poema extraído del libro: "Culpable: la noche" Editorial Altazor - 2010)
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